Anglo American Sud |
(Rebelión / Reflexión
y Liberación) Hace unos años economistas expertos aseguraban que el cobre es
una materia prima vital en el mundo de hoy, debido a su gran aplicación a una
serie de industrias tecnológicas claves. Es por ello que ocupa el segundo
lugar, después del petróleo, entre los productos básicos altamente cotizados por
las grandes transnacionales. Por esto se proyecta, para el próximo decenio, una
escasez de cobre en el mercado mundial y una industria económica de alta
rentabilidad.
Esta opinión de
expertos en el tema cobre en el mundo, puede ser una de las causas por la que Exxon,
hace años compró la mina Disputada y, luego esta la vendió a Anglo American;
poderoso consorcio internacional con propiedades y títulos en varias partes del
mundo y con un enorme capital que alcanza varios miles de millones de dólares.
Es decir una de las multinacionales acumuladoras de gran capital en el mundo.
El actual escenario
en Chile no deja de ser sorprendente, por un lado, legítimamente Codelco presentó
un recurso de protección ante las acciones de venta de Anglo American en
calidad de propietaria de la mina ex Disputada, tratando de evitar la venta del
49% a otro coloso de la minería mundial como es Mitsubishi, el valor de la
transacción está calculada en alrededor de los 10.000 millones de dólares.
Desde una óptica
cristiana y a la luz de ciertas acciones mediáticas (El Mercurio y La Segunda) sobre
este delicado tema nos preguntamos ¿No estaremos ante una gigantesca colusión
entre grandes consorcios como Anglo American (Sud), Mitsubishi, Mitsui para
lograr un "acuerdo" con Codelco que no beneficie a las mayorías, sino
a la voracidad de las transnacionales? Y; ¿dónde queda el concepto de ética en
los negocios en todo esto?
Para responder a
estas preguntas ante el diferendo Codelco - Anglo American, y como un aporte al
debate y toma de posiciones presentamos las siguientes orientaciones:
a) La encíclica Mater et Magistra, explicitando
las enseñanzas de la Rerum Novarum dice:
"Por lo que toca al Estado, cuyo fin es promover al Bien Común en el orden
temporal, no puede en modo alguno permanecer al margen de las actividades
económicas de los ciudadanos, sino que, por el contrario ha de intervenir a
tiempo, primero, para que aquellos contribuyan a producir la abundancia de los
bienes materiales, cuyo uso es necesario para el ejercicio de la virtud, y, segundo,
para tutelar los derechos de todos los ciudadanos, sobre todo de los más
débiles..." (n.20).
b) Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos de la ONU, adoptado y abierto a
la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su Resolución 2200
A (XXI), de 16 de diciembre de 1966 y entrada en vigor el 23 de marzo de 1976,
de conformidad con el artículo 4: Parte I: Artículo 1
1. Todos los pueblos
tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho establecen
libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico,
social y cultural.
2. Para el logro de
sus fines, todos los pueblos pueden disponer libremente de sus riquezas y recursos
naturales, sin perjuicio de las obligaciones que derivan de la cooperación
económica internacional basada en el principio del beneficio recíproco, así
como del derecho internacional. En ningún caso podrá privarse a un pueblo de
sus propios medios de subsistencia.
Ante el silencio de
los partidos políticos, instituciones respetables como lo son las Iglesias
Cristianas o Fuerzas Armadas y otras instancias de la vida social, laboral y
cultural del país, nos parece pertinente alertar a la ciudadanía de que no se
sorprendan si, próximamente, la Tercera Sala de la Corte de Apelaciones de
Santiago falla a favor de la transnacional Anglo American.
Aunque estamos en un
particular momento histórico en que arrecia el poder inmenso del poder del gran
capital (multinacionales de todo tipo), tiene que emerger de alguna forma la responsabilidad
cristiana ante el neoliberalismo que produce muerte lenta a miles de personas
que son hermanos nuestros. Y, recordamos como un aliciente moral lo expresado
por el cardenal Raúl Silva Henríquez en octubre de 1971 con motivo de la
aprobación unánime de la Ley de Nacionalización del Cobre: «el proceso de
nacionalización del cobre ha sido constitucionalmente impecable...Con ese
respeto al derecho que es tradición del gobierno de Chile -añade el cardenal -
se ha llevado a la práctica el principio consagrado por las propias Naciones
Unidas, que reivindica para cada nación la propiedad y explotación de sus
riquezas básicas».
Fabiola Letelier del
Solar
Mónica Echeverría Y.
María Jesús Martínez
Juan Guzmán Tapia
Manuel Jacques
Juan Subercaseaux A.
Alejandro Medina A.
Jaime Escobar M.
P. Eugenio Pizarro P.
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