El mandatario nicaragüense desestimó la
demanda opositora de adelantar los comicios y celebró el "primer
aniversario del triunfo contra el golpismo", en alusión a las protestas
civiles que comenzaron en abril de 2018 y que fueron duramente reprimidas hasta
dejar más de 300 muertos.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega,
descartó este viernes volver a la mesa de diálogo e insistió en celebrar
elecciones en 2021, desoyendo lo que reclama la oposición para resolver la
crisis política que mantiene en vilo al país.
"El único diálogo que tiene cabida en las
actuales circunstancias" es con campesinos, obreros y gremios productivos
"dispuestos a trabajar" para lograr el desarrollo económico y social,
dijo Ortega ante miles de seguidores durante el acto por el 40 aniversario de
la Revolución de 1979.
La Alianza Cívica por la Justicia y la
Democracia (ACJD) emplazó al gobierno esta semana a reanudar las negociaciones
para encontrar una pronta salida al deterioro de las condiciones económicas y
sociales en el país.
Las conversaciones están paralizadas desde el
16 de mayo, cuando la ACJD decidió retirarse en protesta por la muerte a tiros
de un opositor, en circunstancias confusas dentro de una prisión.
Ortega desestimó la demanda de la oposición de
adelantar las elecciones de 2021 y propuso hacer reformas y ajustes a la ley
electoral dentro de lo establecido en la Constitución "para que nadie diga
que le robamos las elecciones".
Listo para ganar las elecciones
Listo para ganar las elecciones
El mandatario, de 73 años, manifestó que su
partido "está listo para ganar las elecciones"
Las protestas que estallaron en abril del 2018
contra una reforma del seguro social derivaron en una demanda para la salida de
Ortega del poder y, según organismos de derechos humanos, dejaron más de 300
muertos, 2000 heridos y 62.500 exiliados.
El 19 de julio, también es el "primer
aniversario del triunfo contra el golpismo", dijo Ortega en medio de
aplausos de sus seguidores, para referirse a los operativos que opositores
llamaron "operación limpieza" en los que fuerzas policiales y
simpatizantes quitaron los llamados "tranques" o bloqueo de vías
colocados por manifestantes durante las protestas.
El mandatario criticó además las sanciones
económicas de Estados Unidos, sin citar expresamente a ese país, que se han
aplicado contra al menos una decena de funcionarios de su administración, entre
ellos su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo.
"No podemos admitir sanciones (…) ningún
Estado puede sancionar a otro, el que lo hace está cometiendo un delito de
orden internacional" y son los pueblos los que sufren, alegó el también
líder sandinista.
Fuente Infobae.com
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