(Natasha Pitts. Adital) Recientemente,
la Plataforma de Organizaciones Haitianas de Derechos Humanos (POHDH) divulgó
el informe La Minustah y la violación de los Derechos Humanos en Haití
mostrando el fracaso y los perjuicios causados por la Misión de las Naciones
Unidas para la Estabilización de Haití, que desde 2004 ocupa el país con el
pretexto de garantizar la paz, instalar un estado de derecho y ofrecer
seguridad.
El informe
señala que cada vez más la actuación de la Minustah en Haití es blanco de
críticas severas por parte de la sociedad haitiana. Esto puede ser constatado
al recordar las innumerables manifestaciones de la población y de la sociedad
civil organizada pidiendo el retiro de los militares.
No por
casualidad el pueblo pide que los ‘cascos azules’ -como se conoce a los
soldados- emprendan la retirada. El informe de la Plataforma de Organizaciones
Haitianas revela que el clima de inseguridad creció después de la llegada de
las tropas y recuerda que la introducción y propagación del cólera fueron obras
de los militares de la Minustah.
El documento
también cita las atrocidades cometidas por los militares, sobre todo en los
barrios más pobres, como Cité Soleil, Bel Air y Martisant, ya que hay registros
de operaciones donde mataron, hirieron, maltrataron y destruyeron bienes
privados. De febrero de 2004 a diciembre de 2006, sólo en la región
metropolitana de la capital, Puerto Príncipe, 74 personas fueron muertas en las
intervenciones de la Minustah. En otros departamentos también fueron
catalogadas violaciones de derechos. La POHDH cita el ahorcamiento de general
Gilles en el Cabo Haitiano, la violación de Johny Jean en Port-Salut y la de
Roody Jean en Gonaives, y el asesinato de Widerson Gena, que fue victimado
cuando participaba en una manifestación en Verettes.
El cuestionado rol de los Cascos Azules en Haití |
Ni siquiera la
policía está libre de los desmanes de los militares. La POHDH descubrió casos
de violencia e intento de violación contra agentes de la policía por parte de
soldados. Uno de los casos ocurrió el 29 de mayo de 2008. El policía Luckinis
Jacques, de la comisaría de Cité Soleil, fue violentado por agentes de la
Minustah. Lo mismo ocurrió el 6 de agosto de 2008 con los policías Donson
Bien-Aimé A2 y Ronald Denis A3, también de la comisaría de Cité Soleil. Hace
cerca de un año, del 13 al 14 de marzo, el policía Orline Mérilan sufrió un
intento de violación por parte de Muhammad Naseem, también miembro de la
Misión.
La Plataforma de
Organizaciones Haitianas asegura que en ninguno de los casos se realizaron
procedimientos para castigar a los culpables y ofrecer reparación a las
víctimas.
Además de todo
el mal que la permanencia de los militares provoca a la población, la POHDH
señala que la Minustah se lleva una suma extraordinaria de dinero. "El
costo de su operación deja presagiar un antagonismo flagrante entre la voluntad
de crear la estabilidad de Haití en vista del desarrollo socio-económico del
país y la del enriquecimiento de los actores internacionales, dejando tirados
en la miseria a una gran proporción de la población”, critican.
Los muchos
casos comprueban que la actuación de la Minustah en el país viola normas
nacionales e internacionales de protección a los derechos humanos, entre ellas
la Declaración Universal de DDHH, de la cual Haití es signatario, y que en su
artículo tercero define que todo individuo tiene derecho a la vida, a la
libertad y a la seguridad.
Por esta suma
de motivos, la Plataforma recrimina la permanencia de los militares en el país.
"(...) ningún cambio real se efectuó a nivel del aparato judicial que
fomenta todavía la impunidad y la violación de los Derechos Humanos. Numerosas
personas siguen siendo objeto de arrestos ilegales y arbitrarios con prisión
preventiva prolongada, mientras que los criminales de gran porte como
Jean-Claude Duvalier siguen gozando de la impunidad”, critican, comprobando que
los ocho años de Minustah en Haití no trajeron beneficios a la población o para
el país.
La Plataforma de
Organizaciones Haitianas de Derechos Humanos hace un llamado y pide a los
países que se dicen amigos de Haití que apoyen no los proyectos extranjeros,
sino las iniciativas nacionales inspiradas en las necesidades prioritarias de
la mayoría de la población haitiana.
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