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miércoles, 7 de marzo de 2018

El drama de los matrimonios infantiles en América Latina.


Según Unicef, aunque a nivel mundial el matrimonio infantil está disminuyendo lentamente, América Latina y el Caribe es la única región del mundo donde no está en declive. BBC Mundo se adentró en un problema regional "más preocupante de lo que uno podría pensar"
"¿Me das un agua, por favor?", le dijo Elsa a la niña que atendía la tiendita.
La pequeña de cabello negro y ondulado le pasó la botella por la reja.
El dueño del local, un hombre mayor, estaba allí.
Días después, Elsa regresó.
"El señor no está ¿no?", le preguntó a la niña
"No"
"¿Y tu mamá dónde está?"
"En su casa"
"¿Vives acá?"
"Sí"
"¿Con el señor?"
"Sí"
Tristeza
Elsa recuerda que la niña era morenita y que sus ojos eran grandes y oscuros.
"Pero lo que más recuerdo", me cuenta, "es que en su mirada había mucha tristeza".
 
Elsa fue en varias oportunidades a la tienda, que estaba ubicada en una zona apartada de Chiapas, en el sur de México. A veces se acercaba y otras veces no.
No quería despertar la sospecha del propietario y mucho menos provocar que la niña le contase que una señora le había estado haciendo preguntas.
"Tuve que ser muy sutil para irme ganando su confianza".
"Los vecinos fueron quienes me llamaron. Me contaron lo que estaba pasando y me pidieron que hiciera algo", indica.
Elsa Simón es la fundadora y directora de la asociación civil Por la Superación de la Mujer, que por 21 años ha ayudado a niños y mujeres víctimas de violencia familiar en Chiapas.
La investigación
"Cuando veían que el hombre se iba al mercado, me avisaban y me acercaba", me cuenta.
 
"Empecé a hacer averiguaciones y le avisé a uno de los fiscales de la zona para que también investigara. Me tomó dos meses recopilar la información".
La verdad que develaron fue escalofriante.
"Una mujer le entregó su hija de 10 años al hombre de 60 años", dice Elsa.
"Ese hombre era el dueño de la tienda y le había dado a la mujer 30.000 pesos (unos US$1.600) por la niña. Su madre se la había llevado y la había dejado allá".
"La niña no entendía lo que estaba pasando. Lo único que decía era que no le gustaba que el señor la llevara a dormir a su cama", recuerda Elsa.
"Y me decía que quería estar con su mamá".
El rescate
Tras la investigación de las autoridades, el fiscal y su equipo rescataron a la niña.
"Danos a la niña porque sabemos que no es tu hija", recuerda Elsa que le dijo el fiscal al hombre.
Pero él aseguraba que sí era. El fiscal lo confrontó: "No es tu hija".
"¿Ese señor es tu papá?", le preguntó el funcionario a la niña, a lo que ella respondió con voz baja:
"No".
Una nueva vida
Elsa recuerda que tras el operativo, la niña, quien ya tenía 11 años, estaba "espantada" porque había visto a funcionarios armados.
 
Una vez dentro del vehículo de la fiscalía, trató de calmarla.
"Usted ha venido a la tienda", le dijo la pequeña.
"Sí, soy yo y quiero que salgas de ahí".
Elsa me cuenta que ese operativo ocurrió en 2007 y que gracias a la investigación de la fiscalía y a las confesiones tanto de la madre como del hombre, el caso fue abordado por las autoridades como uno de trata. Eso permitió que ambos fuesen procesados judicialmente.
La niña fue llevada a uno de los refugios para menores de edad y mujeres que la organización que dirige Elsa tiene en Chiapas.
"Cuando cumplió la mayoría de edad salió del refugio y empezó una nueva vida en otra parte del país con el apoyo de otra institución", me cuenta Elsa.
6 casos
Elsa Simón tiene 63 años y nació en Chiapas. Siempre ha vivido allí y desde allí me habla.
El caso que me relató es excepcional en su región y en el país, no sólo por la gran diferencia de edad entre la niña y el hombre sino por la entrega de dinero a cambio de la menor.
"En 21 años, he atendido seis casos en los que las madres han recibido dinero de hombres mayores por sus hijas (menores de edad) para que se vayan a vivir con ellos".
Y me aclara: "Eran madres solas (sin pareja)".
En su experiencia, también ha visto otro tipo de situaciones.
"Lamentablemente nuestro estado (Chiapas) está reconocido por los matrimonios forzados o arreglados que algunos padres han promovido".
Muchas de esas uniones ocurren sin una ceremonia civil o religiosa.
Y no suceden sólo en México sino en muchas otras partes de América Latina.
Como objetos
Jennifer Haza es la directora de la organización social Melel Xojobal ("Luz verdadera" en la lengua tsotsil), la cual ha luchado por los derechos de la infancia en Chiapas durante 20 años.
Desde San Cristóbal de las Casas, me cuenta que "si bien no hay datos duros sobre uniones forzadas en Chiapas, sí hay datos de que 23% de las adolescentes, entre 12 y 19 años, están unidas, lo que no significa que estén casadas por la ley".
De ellas, me dice, 15% ya ha sido madre.
Cuando le pregunto sobre los casos de menores de edad que son entregadas a hombres adultos para establecer una relación conyugal, Haza señala que ha tenido conocimiento de algunos de ellos, pero carece de documentación para estimar cuántos existen.
"Hace dos años, supimos de una chica de 16 o 17 años que la entregaron en matrimonio a un hombre de treinta y tantos años".
"Hemos conocido de casos que han salido en Chiapas y Oaxaca", me cuenta. "Sabemos que esas situaciones se dan y tienen que ver con una cultura patriarcal, en la que las mujeres son objetos, en la que pasan de la sociedad del padre a la sociedad del esposo y es algo que se debe atender desde la perspectiva de la prevención de la violencia contra las mujeres".
Pero, advierte, "no se puede generalizar que todas las situaciones donde hay dinero o cosas materiales de por medio implican una venta de las mujeres, independientemente de su edad".
Es fundamental, dice, que los usos y costumbres de las comunidades indígenas no sean estigmatizados como contrarios a los derechos humanos.


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