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viernes, 14 de agosto de 2020

CUARENTA ANOS DE LUCHA POR LA DEMOCRACIA, LA PAZ Y LA VIGENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS EN AMERICA LATINA.

 

                Han pasado cuarenta años desde que el presidente Jaime Roldós Aguilera, con el concurso de grandes personalidades latinoamericanas, fundara en Quito, la Asociación Latinoamericana para los Derechos Humanos (ALDHU), en una muestra de su audacia y compromiso con los valores de la democracia y los derechos de las personas.

Jaime Roldós advirtió la necesidad de dotar a los demócratas latinoamericanos de un instrumento útil para luchar por la restauración de las democracias en el continente y contra las dictaduras militares lo asolaban, generando capacidad de denuncia de las violaciones masivas a los derechos humanos que estas perpetraban y para perseguir internacionalmente a los culpables de los crímenes contra la humanidad.

         A esos efectos, Roldós convocó a Quito a una centena de líderes políticos, académicos, religiosos, de la cultura y de la sociedad, para un día como hoy, dar nacimiento a la ALDHU. La concibió como una organización internacional no gubernamental, para los países de América latina y el Caribe, plural, independiente de gobiernos, de partidos políticos o confesiones religiosas, conformada por personalidades de la región genuinamente comprometidas con los valores de la democracia y los derechos esenciales de la persona.

 Varios de quienes comparecieron al acto de fundación de la ALDHU, ya no están hoy con nosotros. Su promotor, Jaime Roldós, murió tempranamente en un atentado que costó la vida también a su esposa y al alto mando militar ecuatoriano de la época. Muchos de los que aportaron trabajo y apoyo en épocas difíciles para la consolidación de esta instancia también nos dejaron, como los venezolanos Carlos Andrés Pérez, Rafael Caldera y Juan Vives Suria, el salvadoreño Guillermo Ungo, el colombiano Apolinar Diaz Callejas, los chilenos Radomiro Tomic, Ángela Jeria de Bachelet y Andrés Aylwin, los uruguayos Héctor Gros Espiell, Líber Seregni, Gerónimo Cardozo y Alberto Zumarán; los ecuatorianos Oswaldo Guayasamín, Monseñor Leónidas Proaño y Monseñor Luis Alberto Luna Tobar; el boliviano Luis Adolfo Siles Salinas, el cubano Eusebio Leal Splenger; los peruanos Armando Villanueva y Alfonso Barrantes; los brasileños Leonel Brizola y Mauricio Correa; los argentinos Raúl Alfonsín y Leandro Despouy; la paraguaya Carmen de Lara Castro, el dominicano José Francisco Peña Gómez, y el nicaragüense Ernesto Cardenal.



Otros permanecen y muchos se han ido integrando a la ALDHU en el correr de estos años y de diversas formas, y con sus invalorables aportes nos han permitido proseguir nuestra lucha, con altibajos pero sin interrupciones, desde la fundación.

Es imposible detallar en esta breve nota todas las actividades desarrolladas por la ALDHU en estos años, pero hay algunos hitos merecen destacarse. Quizás lo más significativo de nuestro trabajo haya sido aquello para lo que nos fundaron, el desarrollo de acciones en favor de la restauración y consolidación de la democracia en Bolivia, Brasil, Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay. También las denuncias ante las Naciones Unidas y las querellas criminales en contra de los tiranos Luis García Meza de Bolivia, Augusto Pinochet de Chile, y Rafael Videla de Argentina.

Pero asimismo, es del caso señalar que participamos activamente en los procesos de paz en América Central y Colombia; con propuestas y acciones concretas para la reforma de los sistemas penales en Bolivia y Ecuador; en la formación en derechos humanos para las Fuerzas Armadas y Policiales de Ecuador y Bolivia; en la defensa de los derechos de las comunidades indígenas amazónicas en Colombia y Ecuador, de las víctimas de la invasión norteamericana en Panamá y de las fumigaciones toxicas de la empresa mercenaria DYN Corp. en la frontera ecuatoriana colombiana; así como en la denuncia del hundimiento de barcos civiles en aguas territoriales ecuatorianas por parte de naves de guerra norteamericana.

Asimismo, implementamos una vasta política formación en derechos humanos a jueces y magistrados, periodistas, académicos y docentes, líderes sociales y sindicales en Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Panamá, Paraguay y Uruguay.

Ello ha sido posible porque en estos cuarenta años hemos contado con la cooperación de las agencias y gobiernos de Noruega, Suecia, Dinamarca, Reino Unido, Holanda, Francia, Alemania, España y de la Unión Europea, así como de los distintos programas de Naciones Unidas. Luego de reinstalada la democracia y la paz en el continente, contamos también con la colaboración de los gobiernos democráticos de los países en los que desarrollamos nuestras acciones.

En nuestra calidad de organismo internacional no gubernamental, hemos actuado como colaboradores de la UNESCO, del ECOSOC y UNICEF de Naciones Unidas y como consultores del Parlamento Andino y del Parlamento Latinoamericano.

Fuimos huéspedes privilegiados del gobierno del Ecuador, siguiendo la tradición instalada por el Presidente Roldós. Allí funcionó nuestra sede principal, desde 1980 hasta 2009, fecha en la que el gobierno de Rafael Correa nos retiró el estatuto protector y nuestras visas, por lo que debimos trasladarnos transitoriamente a Uruguay y Chile.

 Desde la ALDHU queremos seguir desarrollando un trabajo activo en la región e impulsar la actividad mediante los nuevos retos que enfrentan hoy la paz y la democracia y así garantizar la vigencia todos los derechos humanos, no sólo de los civiles y políticos, sino también de los económicos, sociales y culturales y de los pueblos.

La paz que se logró en latinoamérica está siendo constantemente removida por continuas acciones en contra de la democracia y los derechos humanos. Es necesario reimpulsar la defensa de los derechos para poder llegar a obtener un espacio latinoamericano más integrado y seguro para todos sus ciudadanos. Los actuales consejeros de la ALDHU continuaran los esfuerzos para que ello sea posible.



Gracias a todos.

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