Los niños, niñas y jóvenes resultan hoy las principales víctimas
de la violencia y del crimen organizado en América Latina, refiere un estudio
de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presentado en Panamá.
Según el informe, las
pequeñas son cada vez más utilizadas como mulas para el tráfico de droga, por
lo que generalmente están expuestas a las redes de narcotraficantes, a
enfrentar condenas penales por estos delitos y a la violencia sexual y de
género.
Incluso muchas de ellas son forzadas a mantener relaciones íntimas con integrantes de los grupos criminales y a ejercer la prostitución, precisa la investigación.
Incluso muchas de ellas son forzadas a mantener relaciones íntimas con integrantes de los grupos criminales y a ejercer la prostitución, precisa la investigación.
Mientras los varones son
los más afectados por la violencia y el actuar del crimen organizado, en tanto
su doble rol de víctimas y agresores, los obliga a ser traficantes y vendedores
de sustancias ilícitas, a la par de sicarios como ejecutores de acciones
violentas.
El texto Violencia, niñez
y crimen organizado analiza, además, el impacto de la violencia y el crimen
organizado sobre los derechos vulnerados de niños y niñas, y la incapacidad de
los Estados de proporcionarles una protección especial adecuada.
“Compartimos con la CIDH
la preocupación por el aumento en la región de los homicidios que afectan
principalmente a niños y jóvenes entre 15 y 29 años, crímenes que en la mayoría
de los casos están vinculados al actuar de grupos violentos y del crimen
organizado”, expresó Belinda Portillo, directora del Plan International
Honduras.
La funcionaria también
mostró preocupación por la tolerancia social ante estas formas de violencia y
que su persecución adolezca de altos niveles de impunidad.
Por ello, la organización
lidera el movimiento global Por ser niña, que busca transformar las relaciones
de poder para que todas, en todos lados del mundo, puedan aprender, liderar,
decidir y prosperar, dijo.
Y es que pese al
conocimiento pleno de esta realidad, no existen suficientes políticas y
programas enfocados a prevenir la violencia contra las niñas; por el contrario,
ellas son estigmatizadas, y en algunos países criminalizadas por ser víctimas
de la trata y la explotación sexual, acotó.
El informe resalta las
situaciones de violencia, abuso y negligencia que padecen las niñas, niños y
jóvenes en sus hogares, comunidades y escuelas, por parte de personas adultas,
de sus padres, e incluso de la policía.
De igual forma, alerta
sobre la deficiente calidad educativa, los obstáculos para acceder a la
educación secundaria y la falta de oportunidades laborales y de un empleo
digno.
“(…) Invertir más y mejor
en políticas públicas para la educación, formación profesional y acceso al
empleo; cultura, deporte y recreación de niños, niñas y adolescentes tiene un
gran retorno en términos económicos para toda la sociedad, a la vez que
fortalece los sistemas democráticos”, aseguró Portillo.
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