MANAGUA
“¡Nos están disparando!”,
gritaban el martes manifestantes en Matagalpa, norte de Nicaragua, un día antes
del comienzo de un diálogo nacional con el que se buscará una salida a la peor
crisis que enfrenta en 11 años de gobierno el presidente Daniel Ortega, quien
participará en las conversaciones.
A escasas horas del inicio
de las pláticas con la mediación de la iglesia católica, tropas antimotines
reprimieron protestas de estudiantes, campesinos y población en general que
realizan cortes de carreteras y marchas en varios puntos del país.
“Nos están disparando, no
les da vergüenza, las calles son nuestras, atacan a la gente sin armas,
cobardes. ¡Fuera!”, gritaban los manifestantes a los uniformados en la ciudad
de Matagalpa, 127 km al norte de Managua, según un video colgado en redes
sociales.
Por la represión en
Matagalpa se registraban hasta el momento un muerto, 35 heridos y 10 detenidos,
según la Asociación Nicaragüense de Derechos Humanos (ANPDH) y el alcalde de la
ciudad.
Según el edil oficialista,
Sadrach Zeledón, la víctima se llamaba Wilber Reyes y fue asesinado “por grupos
vandálicos de la derecha”, en alusión a los manifestantes, mientras que éstos
afirmaron que los ataques fueron lanzados por la policía.
En Masaya, 30 km al sureste
de la capital, por segunda vez esta semana los manifestantes fueron duramente
reprimidos y los efectivos antimotines “tiraron a matar”, según denunciaron
pobladores. “La comunidad estaba cuidando el (supermercado) Maxi-Palí y
vinieron los antimotines a atacarnos, tiraron g
Tiraron a matar. Ellos no
vieron si había niños”, dijo Yesenia López, de 37 años. Padres de familia
y alumnos de colegios privados de secundaria se congregaron la tarde del martes
en el sureste de Managua, pidiendo justicia y libertad.
La marcha se realizó pese a
que las clases fueron suspendidas el lunes por el ministerio de Educación,
luego que varios centros públicos anunciaron que se sumaban a las protestas. La
embajada de Estados Unidos en Nicaragua suspendió a partir del miércoles el trámite
de visas de no inmigrantes “hasta próximo aviso” por las condiciones inestables
de seguridad en el país centroamericano, informó la sede diplomática en una
nota de prensa.
- Desconfianza -
La desconfianza entre las
partes del diálogo es total y los opositores dijeron en un comunicado que
“vamos a defender nuestros derechos y exhortamos a seguir en la lucha pacífica,
hasta que veamos cumplidas las demandas del pueblo nicaragüense”. En tanto, la
vicepresidente y primera dama Rosario Murillo anunció que participará junto a
Ortega y sus representantes en el diálogo.
“Mañana (miércoles) desde
las 10 de la mañana, instalado el dialogo nacional por los señores obispos,
estará ahí nuestro presidente, estaremos nosotros, estarán nuestros
representantes”, dijo Murillo, que también funge como portavoz del gobierno.
El académico y delegado
universitario Ernesto Medina y la líder del movimiento campesino, Francisca
Ramírez, denunciaron que fueron vetados por el gobierno para sentarse en la
mesa de conversaciones.
“No estamos desanimados,
vamos a seguir en la calle exigiendo que no queremos un muerto más (…) lo único
que pedimos es cuándo se va Daniel (Ortega), porque no puede seguir gobernando
este país”, dijo Ramírez rodeada de estudiantes en un plantón en Managua.
En tanto, el obispo auxiliar
de Managua, Silvio Báez, escribió en Twitter que “hay que correr cualquier
riesgo y enfrentar con dignidad a quien sea, con tal de dar voz a los anhelos
de justicia y libertad del pueblo”.
El jerarca católico, un
férreo crítico del gobierno, sostuvo que con el diálogo “hay que jugar una
última carta pacífica por el bien de Nicaragua pero sin doblegarse ni
venderse”.
La visita, aún sin fecha, de
una misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) es
aguardada con expectativa y según se anunció en Washington el objetivo de la
visita será “observar en el terreno la situación de los derechos humanos”.
La entidad se propone
reunirse con todos los sectores, incluido el gobierno, a fin de tener un
diagnóstico completo y adecuado de la situación.
La Unión Europea, en tanto,
saludó como “un signo positivo” las conversaciones e instó a la policía a
evitar el uso de la fuerza excesiva y que los grupos armados “deben ser
frenados”. Asimismo consideró que la libertad de expresión y manifestación
“debería ser respetada”.
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