Luis Almagro, secretario general del organismo (OEA) brindó
una entrevista a EL UNIVERSAL, donde habló de la democracia y el desarrollo
pero también criticó la valla que pretende construir Donald Trump.
En vísperas de la 47 Asamblea General de la Organización de
Estados Americanos (OEA), el secretario general del organismo, Luis Almagro,
habla en entrevista con EL UNIVERSAL sobre la democracia y el desarrollo, los
temas ejes del encuentro regional que tendrá lugar del 19 al 21 de junio en
Cancún, Quintana Roo pero también critica la valla que pretende construir el
presidente estadounidense Donald Trump en la frontera con México y que, dice,
es un "muro con América Latina".
"Cuando construimos democracia a la vez estamos construyendo la institucionalidad que nos permite mejores condiciones de desarrollo", afirma Almagro. En torno al asesinato de periodistas en México, advierte que "no se puede perder una vida más" y señala que las amenazas que sufre el gremio "son un imperativo, al que deben responder los sistemas políticos y, especialmente en el caso de asesinatos de periodistas en México, el sistema político mexicano".
Latinoamérica atraviesa por un cierto desencanto con la democracia, estancamiento en las últimas tres décadas, retrocesos en algunos casos, malestar social en varios países…
—Enfrentamos problemas que tienen que ver con malas prácticas del pasado, es necesario fortalecer la institucionalidad para erradicarlas y generar soluciones políticas que los sistemas democráticos de la región necesitan, algunas de ellas tienen que ver con corrupción. Esa es una enfermedad bacteriológica que afecta nuestros sistemas democráticos y que genera los retrocesos más importantes en la institucionalidad. Corrupción e impunidad tienen distintos niveles según los países.
Ahí está el caso de Odebrecht que se mantuvo encubierto por años en Brasil. Pero hoy las sociedades ya no tienen tolerancia; se inician denuncias, acusaciones y juicios.
Otro grave problema que menoscaba la democracia es la violencia, el crimen organizado y el narcotráfico que son un grave problema de inseguridad en muchos de nuestros países. Un problema político es el financiamiento ilegal de los partidos políticos, se requieren controles más estrictos, monitoreos, penas severas para los políticos que actúen fuera de la legalidad.
Un tema mayor es el de la desigualdad, la pobreza, la falta de oportunidades…
—Somos el continente más desigual en el mundo, más que África subsahariana y más que el sudeste asiático. Cuando no todos los ciudadanos tienen las mismas condiciones de participación, cuando esa desigualdad no sólo tiene que ver con la disminución de los ingresos, sino con el acceso a derechos y con la discriminación, vulneran los derechos humanos, generan condiciones difíciles para la participación ciudadana y generan disfuncionalidades en la democracia que terminan afectando el pleno ejercicio de la misma.
Un grave problema es el de la violencia del crimen organizado y la creciente inseguridad. El reciente asesinato en México de Javier Valdez levantó la condena unánime. Periódicos, radiodifusoras, televisoras se unieron con un "Basta ya" en defensa de la libertad de expresión.
—Es una situación muy seria, es una situación crítica. Tienen que garantizarse las mejores condiciones de seguridad para que no se vean afectados los periodistas al realizar de su trabajo. Es una responsabilidad del Estado. El ataque a los periodistas, provenga del crimen organizado, del narcotráfico o del sistema político, tiene que ser condenado. Nosotros, la OEA lo ha hecho. No se puede perder una vida más. Se trata de una violencia que también trasciende fronteras porque hay periodistas asesinados en otras partes de la región, hay activistas sociales, activistas de derechos humanos, activistas de medio ambiente que son asesinados en diversos países del continente.
Entonces, hay que asegurar sus condiciones de trabajo, hacer de su causa, nuestra causa y transformar la dimensión social en la que trabajan. Tener en cuenta muy claramente las amenazas que sufren, es absolutamente un imperativo, al que deben responder los sistemas políticos y, especialmente en el caso de asesinatos de periodistas en México, el sistema político mexicano.
Hace unos días la OEA abordó en un foro el tema de la migración hacia Estados Unidos, se pronunció a favor de que se reconozcan los derechos humanos de los migrantes.
—El tema de los derechos humanos de los migrantes es un imperativo jurídico, internacional, ético para cada uno de los países de la región. Los migrantes sufren el despojo de sus derechos de una manera mucho más grave, mucho más avasallante, que los ciudadanos de los países donde están radicados. Es un imperativo al que estamos comprometidos, defender a los migrantes, denunciar violaciones a sus derechos humanos, a los procedimientos que no se ajustan a la juridicidad que debieran tener en estos casos.
Debemos fortalecer las condiciones que impidan los discursos de odio en una sociedad en el continente. El discurso de odio genera animosidad, genera conflicto, exacerba el conflicto entre los integrantes de una sociedad. Ese no es el camino. La OEA se ha pronunciado claramente al respecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos lo ha hecho en una forma muy drástica, en defensa de los migrantes.
"Cuando construimos democracia a la vez estamos construyendo la institucionalidad que nos permite mejores condiciones de desarrollo", afirma Almagro. En torno al asesinato de periodistas en México, advierte que "no se puede perder una vida más" y señala que las amenazas que sufre el gremio "son un imperativo, al que deben responder los sistemas políticos y, especialmente en el caso de asesinatos de periodistas en México, el sistema político mexicano".
Latinoamérica atraviesa por un cierto desencanto con la democracia, estancamiento en las últimas tres décadas, retrocesos en algunos casos, malestar social en varios países…
—Enfrentamos problemas que tienen que ver con malas prácticas del pasado, es necesario fortalecer la institucionalidad para erradicarlas y generar soluciones políticas que los sistemas democráticos de la región necesitan, algunas de ellas tienen que ver con corrupción. Esa es una enfermedad bacteriológica que afecta nuestros sistemas democráticos y que genera los retrocesos más importantes en la institucionalidad. Corrupción e impunidad tienen distintos niveles según los países.
Ahí está el caso de Odebrecht que se mantuvo encubierto por años en Brasil. Pero hoy las sociedades ya no tienen tolerancia; se inician denuncias, acusaciones y juicios.
Otro grave problema que menoscaba la democracia es la violencia, el crimen organizado y el narcotráfico que son un grave problema de inseguridad en muchos de nuestros países. Un problema político es el financiamiento ilegal de los partidos políticos, se requieren controles más estrictos, monitoreos, penas severas para los políticos que actúen fuera de la legalidad.
Un tema mayor es el de la desigualdad, la pobreza, la falta de oportunidades…
—Somos el continente más desigual en el mundo, más que África subsahariana y más que el sudeste asiático. Cuando no todos los ciudadanos tienen las mismas condiciones de participación, cuando esa desigualdad no sólo tiene que ver con la disminución de los ingresos, sino con el acceso a derechos y con la discriminación, vulneran los derechos humanos, generan condiciones difíciles para la participación ciudadana y generan disfuncionalidades en la democracia que terminan afectando el pleno ejercicio de la misma.
Un grave problema es el de la violencia del crimen organizado y la creciente inseguridad. El reciente asesinato en México de Javier Valdez levantó la condena unánime. Periódicos, radiodifusoras, televisoras se unieron con un "Basta ya" en defensa de la libertad de expresión.
—Es una situación muy seria, es una situación crítica. Tienen que garantizarse las mejores condiciones de seguridad para que no se vean afectados los periodistas al realizar de su trabajo. Es una responsabilidad del Estado. El ataque a los periodistas, provenga del crimen organizado, del narcotráfico o del sistema político, tiene que ser condenado. Nosotros, la OEA lo ha hecho. No se puede perder una vida más. Se trata de una violencia que también trasciende fronteras porque hay periodistas asesinados en otras partes de la región, hay activistas sociales, activistas de derechos humanos, activistas de medio ambiente que son asesinados en diversos países del continente.
Entonces, hay que asegurar sus condiciones de trabajo, hacer de su causa, nuestra causa y transformar la dimensión social en la que trabajan. Tener en cuenta muy claramente las amenazas que sufren, es absolutamente un imperativo, al que deben responder los sistemas políticos y, especialmente en el caso de asesinatos de periodistas en México, el sistema político mexicano.
Hace unos días la OEA abordó en un foro el tema de la migración hacia Estados Unidos, se pronunció a favor de que se reconozcan los derechos humanos de los migrantes.
—El tema de los derechos humanos de los migrantes es un imperativo jurídico, internacional, ético para cada uno de los países de la región. Los migrantes sufren el despojo de sus derechos de una manera mucho más grave, mucho más avasallante, que los ciudadanos de los países donde están radicados. Es un imperativo al que estamos comprometidos, defender a los migrantes, denunciar violaciones a sus derechos humanos, a los procedimientos que no se ajustan a la juridicidad que debieran tener en estos casos.
Debemos fortalecer las condiciones que impidan los discursos de odio en una sociedad en el continente. El discurso de odio genera animosidad, genera conflicto, exacerba el conflicto entre los integrantes de una sociedad. Ese no es el camino. La OEA se ha pronunciado claramente al respecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos lo ha hecho en una forma muy drástica, en defensa de los migrantes.
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