Juan de Dios Parra, Secretario general de ALDHU, saludó con júbilo el acuerdo de paz luego de 52 años de conflictos.
"Hoy comienza otra Colombia, la Colombia que soñamos quienes creemos y queremos paz en el continente" señaló Parra.
Hoy lunes, es la fecha en que se acaba oficialmente la guerra con las Farc, comienza una nueva
época para Colombia. Esa es la importancia de lo que pasará esta tarde en
Cartagena, cuando el presidente Juan Manuel Santos y el máximo jefe de esta
guerrilla, Rodrigo Londoño Echeverri, ‘Timochenko’, firmen en la
explanada de Banderas del Centro de Convenciones el Acuerdo Final de Paz.
Los dos, según dijo el Presidente, pondrán sus firmas
con un balígrafo, una bala convertida en lapicero que se ha vuelto símbolo de
la paz. La banda musical del municipio de Baranoa, Atlántico, tocará el himno
nacional, con el que a las 5 de la tarde, según está previsto, arrancará este
histórico acontecimiento.
Enterrar el conflicto de medio siglo con la principal
guerrilla del paíssignifica despejar el camino para que el Estado
llegue sin los tropiezos de la violencia a las zonas atrapadas en la
marginalidad y las haga parte del desarrollo que se requiere para
que Colombia sea aún más competitiva.
A menudo, la guerra ha servido de pretexto para no
hacer nada en la Colombia profunda donde han actuado la Farc –en más de la
tercera parte de los municipios y la mitad departamentos– y donde justamente
está el potencial, según la FAO, para convertir al país en una de las siete
principales despensas agrícolas de un mundo que cada día demanda más alimentos.
La inversión en infraestructura, servicios y
desarrollo agrícola para sacar el campo colombiano de su rezago es precisamente
la esencia del acuerdo sobre desarrollo rural integral que hicieron el Gobierno
y las Farc. Es el primero de los seis puntos de la agenda que
negociaron.
Si bien subsisten el Eln y bandas criminales, las Farc
llegaron a ser la guerrilla militarmente más poderosa del país y, como ningún
otro grupo armado en Colombia, en la mitad de los 90 llegaron a
poner en jaque a las Fuerzas Armadas con feroces tomas a bases militares que
dejaron decenas de militares y policías muertos y al menos otros 500
secuestrados durante varios años.
Está claro que sin la violencia de esta guerrilla, el
Estado podrá volcar sus esfuerzos de seguridad en el combate al Eln y a las
organizaciones de narcotráfico, que ya intentan rodear los espacios que dejarán
las Farc en rutas del narcotráfico del Pacífico y el nororiente colombianos.
El fiscal Néstor Humberto Martínez dijo el martes que
el Eln y otros grupos armados ilegales se están movilizando para copar esos
territorios tras la firma del Acuerdo Final de Paz con las Farc y el inicio del
cronograma para que se concentren en 27 puntos del país.
La paz con esta guerrilla, es cierto, implica desafíos
para el Estado, y uno de ellos es contener la violencia que se puede desatar
por la disputa de las rentas ilegales que manejaban las Farc.
Pero es
indiscutible que el cierre del conflicto con este grupo armado es el comienzo
hacia un país más seguro.Aunque esto
no va a ocurrir de la noche a la mañana, la salida de la guerra de 15.000
combatientes que, se calcula, tienen las Farc, es una ganancia.
Información completa en http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/firma-de-la-paz-en-colombia-2016/16711242
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