Un centenar de centroamericanos, según los cálculos de la prensa local y de varios testigos, ha intentado saltar este domingo la valla fronteriza que separa a México de Estados Unidos a la altura de Tijuana. Después de una marcha convocada por los migrantes, que permanecen instalados en albergues desde hace dos semanas en la ciudad fronteriza, un grupo importante de ellos —incluidos mujeres y niños— se separó de la multitud, y, en medio de empujones, logró sortear a la policía local y acercarse al muro.
La patrulla fronteriza estadounidense repelió al grupo desde el otro lado con gases lacrimógenos y balas de goma, según ha explicado un testigo a este periódico. Sin embargo, los agentes no pudieron evitar que un puñado de ellos se colara. Su aventura duró poco porque fueron posteriormente atrapados. Estados Unidos ordenó el cierre de la garita más transitada de la frontera, San Ysidro, por donde cada día cruzan más de 70.000 vehículos. Tras cuatro horas, fue reabierta, pero solo para el tránsito de personas. Los otros pasos fronterizos de la zona, Otay y Tecate, permanecieron este domingo abiertos.
La paciencia de los migrantes, en su gran mayoría hondureños, llega a su límite con este hecho insólito, al darse cuenta de que podrían transcurrir meses hasta que puedan cruzar la frontera para solicitar refugio. La mayoría de ellos, tras la represión policial estadounidense, se replegó y comenzó a abandonar la zona. "La gente estaba descontrolada, había muchas mujeres y niños", cuenta José Hernández, un hondureño que participó en la manifestación.
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